miércoles, 5 de febrero de 2014

Multimedia y los requerimientos del almacenaje

El problema en el almacenaje nace de la moda y facilidad de extraer fotos y vídeos. Hasta el año 2000, aproximadamente, mi trabajo se basaba en texto, y ocupaba poco. Sin embargo, con las cámaras digitales "disparamos" muchas más fotos y sacamos vídeos; no solo familiares, si no que también en el trabajo. Ese acúmulo supone que un artículo, que antes ocupaba 200kb (las fotos estaban "almacenadas" en negativos) ahora suponen 5 o 6 MB de texto, 10 o 12 de datos y resultados estadísticos y 5 GB de fotos y vídeos. Las clases eran también texto, y las imágenes estaban en diapositivas. Hoy preparamos presentaciones, que incluyen fotos, sonidos y vídeos. Esta evolución a lo "multimedia" supone que el material de trabajo crece exponencialmente. Aquí esta el problema de almacenaje.

A eso le podemos sumar otra situación; la música. Es general ya no se utilizan los CDs para nada (en mi caso solo para ripearlos). La música se escucha en aparatos mucho más pequeños que los 12cm del CD. Eso ha supuesto que la música se almacena, al menos en mi caso, en un directorio donde se va extrayendo cuando se quiere oír, generalmente en una compresión sin pérdida FLAC, y a veces una segunda versión comprimida con pérdida MP3, ya que hay dispositivos que no leen FLAC (como dato que confirma esta afirmación, estoy escuchando a Corelli mientras escribo, pero no desde el disco original, si no que desde un FLAC extraído hasta un disco dedicado solo a eso). Para curiosos, en el ordenador uso el terminal:

mplayer *.flac

El resultado de esta moda multimedia es la necesidad de tener centenares de GBs, o incluso varios TB en el ordenador principal y discos más grandes externos para hacer copias de seguridad. Terminaremos con ordenadores así en nuestra casa


Y esto ¿por qué?

He tenido problemas por la inclusión de un quinto disco en mi ordenador, debido a la necesidad de espacio. Pero esto será una nueva historia ... quiero decir entrada.

PD. Ahora mismo he cambiado a Tomás Luis de Victoria (recomendado; corales maravillosas).

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