Después de casi 10 años (véase aquí su estreno), he cambiado de ordenador. La verdad es que mi intención era resistir hasta que se estropeara, porque aún hacía todo lo que se le pedía, aunque fuera lentamente, pero el que falló primero fue el monitor. Desde hace unos meses la esquina inferior derecha se estaba oscureciendo y se veía cada vez peor, y en las dos últimas semanas falló también la izquierda.
Así lo veo desde hace unos días. A lo mejor con fondo blanco se aprecia mejor...
En resumen, para mantener mi equipo, el monitor nuevo debería ser, como mucho, 2560x1440, porque la gráfica integrada —una HD4000 incluida en el i7— no permite más. La verdad es que tenía ganas de comprar un monitor 4k, porque no hay nada peor que codificar vídeo a 4k y poder solo suponer como se debía ver, por que tu monitor no te deja, y hay que esperar a comparar en la televisión. Además disponemos de los nuevos Intel, memoria DDR5, discos m2 de muy alta velocidad. En resumen, me he comprado un equipo nuevo.
Placa Asus PRIME Z690-A
Procesador 12th Gen Intel(R) Core(TM) i7-12700 Alder Lake, con gráfica incluida, por que no paso de jugar al solitario
RAM Kingston 4800 2x16
y la estrella, un monitor ASUS ROG STRIX KG27UQR. Una resolución muy alta...
No está terminado, porque el disco que será home no estaba disponible (m-2 WD 2TB Blue modelo nuevo, y el único que he podido incorporar el el nuevo de sistema (WD Black NVMe 500). El resto son los que tenía el equipo anterior (por ahora). La ventaja es que al usar el mismo home la instalación ha llevado 15 minutos —sumados a las 3 horas que me ha llevado desmontar el ordenador viejo, cambiar los cables a versiones compatibles con el nuevo equipo, comprender la caja S
ilent Base 802, bucear hasta la fuente de alimentación, colocar lo cables que faltaban, meter los discos de 3,5'...—. El Rey ha muerto, ¡viva el Rey!