viernes, 25 de septiembre de 2020

Discos antiguos. ¿Qué hacemos con los WD MyBook?

Al contrario de lo que decía en esta entrada en la que hablaba de la sustitución de las cajas para discos externos, diciendo que menos es más, en ocasiones eso no es cierto, y más es más. A lo largo del tiempo de uso del material informático, vamos sustituyendo los discos duros, a veces por velocidad, donde más rápido en respuesta y búsqueda siempre es más, y otras veces por tamaño de almacenamiento, donde siempre más es más. Por razones de almacenaje, mi disco de almacenamiento interno de 8TB, que es el espejo —mejor dicho, copia de seguridad interna— del trabajo diario, se ha quedado pequeño y ha sido sustituido por uno de 12TB. Eso deja un par de discos WD Red 8TB —la copia interna tiene un clon externo— prácticamente nuevos, de octubre de 2018, sin uso. Al revés que en el ejército, en mi caso los discos duros entran como generales y los vamos degradando hasta que los expulsamos de la división, así que estos comandantes pasaron a ser tenientes y había que buscarles un uso. Mantengo copias de material multimedia en otros discos, entre los cuales los más antiguos son 4 dispositivos WD MyBook de 3TB, modelos fabricados en 2012. Lo más sencillo para reutilizar las unidades casi nuevas de 8TB es transferir el materil de cada 2 de ellos a uno y aun quedan 2TB para reutilizar. El problema es que hacemos con los WD MyBook. 


La mejor idea será degradarlos a soldado raso para copias temporales y movimiento de material de aquí para allá. Como ya dije en esa entrada antes señalada, las cajas son un estorbo que además provoca un volumen innecesariamente grande. Mi preferencia está en sacar el disco duro y usarlo sin más en unas cajas abiertas Orico que tengo conectadas al ordenador. El problema inicial está en no saber que tipo de discos hay dentro; muchas veces en este tipo de dispositivos el disco duro es distinto a un HDD interno normal y no se puede usar fuera de la caja que lo envuelve, porque lleva un chip de control y una carcasa de comunicación no estándar.

La apertura es muy sencilla, y hay muchos vídeos donde se puede ver que lo único que necesitas en un destornillador plano —después de haber roto los enganches, recomiendo usar una pieza de plástico o una tarjeta, por si queréis mantener la caja para usos posteriores— y separar las pestañas de fijación a lo largo de los dos bordes hasta extraer el disco y parte de la carcasa para fuera. Por supuesto, y por seguridad, si el contenido interno es importante, siempre primero hacer un transvase de la información. Luego, en el caso de la unidad que tengo, el disco interno es simplemente un WD Caviar Green estándar que estaba fijado a la caja con unos ajustadores de goma. Los únicos tornillos que he tenido que sacar son los que unen el disco a una estructura de comunicación externa.

Y como resultado tenemos una unidad WD Caviar Green del año 2012 con poco uso, por que siempre ha sido una unidad de almacenamiento externa, que se puede usar fácilmente y que ocupa la mitad de volumen que antes. 

En resumen, se pueden abrir sin problemas. No he tenido ningún cuidado, por que no pienso reutilizar las cajas, pero si alguno de vosotros queréis ponerle algún disco nuevo dentro, tener cuidado al abrir para no romper los anclajes, que son muy débiles.