Pues sí, así es de dura la vida... de los discos duros. He estado revisando los discos más antiguos que tenía a mi alrededor, y entre ellos los había de 80GB, 120GB y 160GB, que a estas alturas ya no tiene sentido tenerlos funcionando. Un dispositivo USB 3 con una velocidad mejor de grabación cuesta alrededor de 15€ y lo puedes llevar en el bolsillo, mientras que un disco duro, magnético, pesado y con 20 años no sirve ni para tener un sistema, ni de copia de seguridad ni para nada más que para tenerlo de adorno. Así que, pese a su fiel servicio durante 20 años, sin un solo fallo, no queda más remedio que mandarlo a reciclar, eso si, tras su borrado completo repetido.
Así es la dura vida de un disco duro; servir para ser reciclado.