miércoles, 6 de junio de 2018

Cuando las GPUs y Wayland no se llevan bien

Ruego disculpas por estar tanto tiempo sin hablar de algunas novedades, pero el trabajo aprieta —aunque no ahoga— y el día solo tiene 24 horas. A ver si sacamos algún momento para hablar de algunas novedades, que si las hemos tenido.
Para empezar, hemos encontrado una inestabilidad entre la tarjeta gráfica de mi ordenador de trabajo y Wayland. Como ya habíamos comentado, debido a que el monitor tiene una resolución de 2560x1440 y con la capacidad de proyectar dos entradas simultáneas, la tarjeta gráfica más asequible que cubría esas prestaciones era una nVidia GeForce GT 730.


Pero desde que Wayland ha pasado a ser el gestor gráfico por defecto he tenido que escoger entre trabajar en x11 (gnome clásico) o que el sistema saltara el sistema gráfico varias veces al día sin previo aviso. El uso de gnome clásico ya no es adecuado y no ha quedado más remedio que cambiar la tarjeta gráfica; en resumen, he tenido que buscar la tarjeta más asequible que cumpla las exigencias del monitor, y por supuesto, que no fuera nVidia; en este caso una Radeon RX 560.


Por suerte el distribuidor tenía una con la caja rota y así ha salido más barata (véase foto).
Muchos dirán que si instalara los drivers privativos todo funcionaría; pues no. Lo primero que hice al actualizar a Fedora 28 fue eso y el ordenador no arrancó de manera gráfica nunca más. Aviso para navegantes...
Otros dicen que también se solucionaría con una tarjeta algo más potente, aunque fuera nVidia. No digo yo que no, pero no tenía mucho tiempo para probar. Desde el cambio de GPU todo va como la seda.

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